miércoles, 4 de marzo de 2015

Bufón



El sonido de los cascabeles era lo único que rompía el silencio. El bufón no se detenía, seguía su baile constante lleno de saltos y pequeñas piruetas a pesar de no haber música.  En la sala la luz escaseaba, pero se podían ver los colores radiantes de su traje. Eran llamativos, ideados para esa clase de eventos, y se veían como estelas fugaces que nunca cesan su movimiento. De una punta a otra de la sala, quedándose en medio para dar algunos saltos, volviendo a un extremo y hacerle una reverencia a alguna dama. 

En una de las mesas un hombre miraba el espectáculo con una copa vacía en la mano. Él se sentía igual que aquel hombre al que veía danzar de modo tan cómico intentando provocar sonrisas y carcajadas con pocos o nulos resultados. Su comportamiento los últimos meses se había basado en palabras amargas y actos rencorosos. Y todo por ella. Ella no le amaba, y eso le había causado más mal en la mente que en el corazón. Había perdido la razón y había actuado igual que el bufón. Corriendo de un lado a otro ofreciendo su lamentable imagen con actos fútiles. Seguramente era tan sólo el objeto de burlas y risas por haber actuado de tal modo.

En otra mesa de la sala una familia. Los niños miraban en silencio el espectáculo, aburrido para ellos, sin comprender por qué debían ver semejante degradación de una persona que tan sólo causaba lastima y bostezos. Miraron a sus padres, quienes también observaban al bufón. Sabían que aquella era la viva imagen de sus tristes existencias. Hacían un teatro para el público, se mostraban felices y alegres para luego en el refugio de su hogar ver la miserable realidad. Caras largas, gritos, enfados y agresiones sin sentido por cualquier desajuste en la rutina.

Paseando por detrás de las mesas se encontraba una joven, el vestido era uno de los más caros, y decorada con joyas la joven observaba a los invitados más que al espectáculo. A uno en concreto. Ese hombre le había dedicado toda clase de palabras dulces, le había hecho promesas sobre castillos y riquezas mas a ella no le interesaba.  Miraba al bufón pensando que ella hacía lo mismo que él, danzaba de un extremo a otro buscando algo que sabía que no encontraría. Comprensión, sueños y esperanzas. Alguien que fuera capaz de crear una sonrisa en su rostro. Pero aquel hombre solo había hecho promesas falsas, pues sabía que no iba a poder cumplir con su palabra.


4 comentarios:

  1. Quina imaginació!! Tots s' identificaben amb el bufo...molt be!!

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  2. Interessant,una descripció que em trasporta a l'escena , tancant els ulls

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  3. Gracias. Aquella era la idea en el relato, que se viera que todos se identifican con él, pero cada uno de distinto modo.
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    Gracies. Amb el relat es volia que es veies com tots s'identifiquen però de diferents formes.

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