Era una noche como tantas
otras. El pantano estaba tan lleno de sonidos que parecía vivo a pesar de
encontrarse rodeado por árboles muertos. Los sapos y las ranas parecían debatir
sobre el menú de aquella cena, los mosquitos zumbaban de un lado a otro buscando
un buen lugar en el que esconderse donde las pegajosas lenguas de los
comensales no llegaran, las serpientes reptaban y emitían leves silbidos
anunciando sus quejas por la ausencia de presas interesante... esa noche había
incluso algún pájaro que sin duda se había desviado en el vuelo para terminar
en ese lugar.
Todo aquel movimiento se
debía a la ausencia de las hadas nacidas en el lugar. Esas criaturas de negro
corazón y con ansias de venganza se habían reunido en una cueva para tratar un
asunto que las había desconcertado.
Sus maldades varias
siempre eran realizadas en un pueblo cercano, cierto era que en tal lugar no
podían saciar su sed de sangre, pero la mayoría se confirmaba, menos una.
Gweskaine, la hada negra más joven había partida de aquel pantano para ir a
buscar su dulce final.
-Nos ha llamado cobardes
por alejarnos del pantano. - Decía una de ellas, bajita y delgada, con unas
alas parecidas a las de una avispa - Y luego se ha ido tan tranquila, como si
ella sola pudiese contra el mundo de ahí fuera.
-¿Y acaso ha dicho una
mentira? Me parece que guarda aun bondad es su alma, pues es demasiado sincera
- dijo otra de aspecto marchito, siglos llevaba en esa vida y cansada se
encontraba de discutir con jóvenes, pues había comprendido que era desperdiciar
un tiempo precioso intentar razonar con ellas - Muchas no se van porqué creen
que morirán, lejos de aquí pueden causar el dolor que desean y sentirse al fin
realizadas.
-Pero ninguna ha vuelto.
-Habrán encontrado un
lugar mejor donde vivir, o deben seguir explorando. El mundo es muy grande
querida y algunas han decidido descubrir su vasta extensión, no las culpes por
ello.
Era una discusión que no
llegaría a ningún lado, y mientras ellas perdían el tiempo Gweskaine se
encontraba tranquilamente andando por un pequeño camino entre granjas. En su
mente se formaban los hilos de sus grandes planes. Llegar a una gran ciudad era
su primer objetivo. Quería conocer las calles y los modos de vida de todas las
personas que las frecuentaban. Buscaría a los desdichados, y ellos serían sus
aliados en la batalla contra la burguesía.
-Creen que pueden vivir
rodeados de comodidades y opulencia. Es hora de que alguien les muestre el lado
oscuro de la vida.
Había oído que en las
urbes a veces había algún ladrón o un asesino que causaba daños, pero tenían un
sistema de seguridad que pronto atrapaba al culpable. Aquello era inadmisible.
No conocían la esencia de la maldad, y siendo así, tampoco podían conocer la
esencia de la bondad de la que tanto presumían muchos.
La hada negra sabía muy
bien todo lo que quería hacer, aquello pondría a prueba las fuerzas del orden y
la estabilidad mental de muchos ciudadanos. Tal idea le causaba impaciencia,
pero sabría esperar. Todo tiene su debido momento y no podría hacer nada si se
perdía, aun así no dejaba de soñar en ver sus planes realizados, y con todo lo
aprendido en el pantano sabía que llegaría a ello.