miércoles, 29 de julio de 2015

Volar. No es fácil Ser (parte 5)



Recordaba como era estar en el huevo, sentir aquella calidez y protección. Tener curiosidad al ver las sombras del exterior, oír los sonidos atenuados por el cascaron que le mantenía oculto.

Era agradable saber que nada iba a molestarle, estaba a salvo de cualquier peligro.

Con aquel "crac" todo cambio. Quedó expuesto a ese mundo lleno de elementos hostiles y peligros desconocidos. El temor creció en su corazón, pero al ver que alguien le cuidaba se despreocupó. Vivía en calma, esperando a que los demás hicieran todo el trabajo para que él pudiera estar acomodado.  Hasta que llegó ese fatídico día.

En aquel momento lo primero que pensó era que se trataba de una broma pesada. Luego vio que era verdad. Debía dejar aquel lugar acogedor y buscarse la vida. No iban a estar pendientes de él, aquello había terminado.  No le traerían la comida, ni abrigo, ni le protegerían de todos aquellos maleantes con malas intenciones. Ese era el momento de crecer.

Le dijeron que era simple, " solo debes extender las alas y dejarte llevar". Pero aquello no sonaba muy bien realmente. Había riesgos que no deseaba aceptar. Podía caerse, podía quedarse en una corriente de aire que le llevaba a un mal lugar, podía atraparle algún animal de presa....las posibilidades de fracasar eran tantas que le abrumaba la idea de intentarlo. Aún así, no tenía elección, debía reunir fuerzas  y lanzarse.

El lugar adecuado para emprender aquella tarea de alta complejidad era una rama apartada de su hogar. Fue andando a pasos cortos para tener tiempo y reflexionar sobre cómo debía hacerlo, como afrontar aquello sin sufrir consecuencias de un posible error.  " Debes olvidar la posibilidad de fracaso, tu puedes hacerlo todo" Que bello pensamiento, pero cuan complicado es creerlo.

Cuando era ya la hora extendió sus alas. Le parecían pequeñas y frágiles, no podía dejar de preguntarse si aquellas estructuras tan endebles podrían sostener su peso. Respiró hondo varias veces buscando una paz que necesitaba para lanzarse a aquel vacio sin temer. No la encontró. " No te deshagas del miedo, es parte de nosotros, debemos aceptarlo, y superarlo, pero no desecharlo. A veces es el miedo quien nos da fuerzas". Un concepto absurdo a su parecer, pero no por ello menos cierto.

Siendo el momento de actuar el temor le paralizó, pero siempre tenemos a quien nos ayudé y de un empujón. Él no era diferente, tenía mucha gente detrás que le apoyaba en aquel menester y por ello, uno de aquellos compañeros le dio lo que necesitaba para lanzarse. Un empujón que muchos considerarían a traición, peor que era necesario.

Primero cerró los ojos. Luego al sentir el viento extendió aún más las alas. Empezó a planear y los abrió. Se tambaleaba precariamente, pero se mantenía y aquello era importante. No miró atrás, sabía que podía volver cuando quisiera pero no iba  hacerlo hasta tener aquello dominado.


Se sentía libre, podía ir donde quisiera, sentía que era inalcanzable para los demás, para sus quejas, las objeciones, las ordenes. Era dueño de sí mismo y de su camino, él decidía. Sus temores fueron haciéndose pequeños. Él escogería que corrientes seguir, escogería donde pisar, con quien ir. En su mente todo se volvió más claro y racional.

No es fácil crecer.

miércoles, 22 de julio de 2015

Agua



-Hoy en día todos quieren ser héroes de ficción por el aspecto y olvidan las verdaderas cualidades que lo crean.

-Eso es porque se ven muy bien.

-Pero nunca serán héroes si no tienen la actitud necesaria, deberían fijarse en elementos reales, ellos sí que enseñan las cualidades como deben ser.

-¿En quién podrían fijarse?

-En el agua de un río. Podrás reírte, pero nadie te enseña mejor la perseverancia.

-¿Cómo lo enseña? No se puede comunicar para transmitir nada.

-¿Has visto alguna vez un río detenerse por una piedra? El río coge fuerzas y pasa por encima o desvía su curso para dar con un camino mejor, pero nunca se detiene.

- Pero podemos hacer una presa para que no avance.

-Entonces es como si alguien te atará de manos y pies. Influye alguien más, pero aún así no te rindes, intentas desatarte y cuando lo consigues avanzas con más fuerza. El agua en una presa puede reposar un tiempo, pero tarde o temprano la presa será abierta o cederá. Vemos entonces también la paciencia y sus frutos.

-Pero tirar una presa no significa nada.


-No has entendido chico. La fortaleza del agua se encuentra en seguir hacia adelante siempre, pase lo que pase, haya lo que haya... nadie podrá detenerle. Los héroes no son aquellos que tienen poder simplemente, son aquellos que no se rinden y luchan para conseguir sus objetivos.


miércoles, 15 de julio de 2015

Gweskaine. El inicio (1)



Sapos, serpientes, arañas, aguas putrefactas. Aquel era ahora su hogar, un bosque donde la luz no llegaba y las sombras cobijaban a todas aquellas criaturas con el corazón lleno de oscuridad.  No habían flores, no habían agradables olores ni aves entonando bellas canciones. Los colores predominantes eran tonalidades grisáceas y marrones, retocado todo con negro.

Cuando abrió los ojos se sintió en cierto modo abrumada por aquello. Era un lugar demasiado distinto a todo lo que conocía y ella misma, era distinta a como se conocía. Transcurrieron varios minutos hasta que fue capaz de levantarse, se encontraba en un hueco dentro de un tronco caído. Al menos su estatura le era conocida, su cuerpo era prácticamente igual, era el cuerpo de una niña pero a su espalda habían dos alas oscuras. Su cabello también era distinto, era negro como el carbón y se encontraba completamente despeinado. Aquello le causó una leve sonrisa, pero duró poco. Una mujer se acercó volando. Fue algo que le pareció extraño, pero al ver las alas lo encontró lógico. Era una mujer muy bella, tenía un largo cabello del color de la ceniza, ojos rasgados , nariz respingona y unos labios finos. Su ropa era algo andrajosa y dejaba ver bastante de su cuerpo.

Llegó al lado de la niña y se arrodillo delante de ella.

-Bienvenida a tu nuevo hogar, ¿Cómo te llamas?

-Yo... - dudó unos segundos mientras buscaba en sus recuerdos, encontró un nombre pero sabía que no era el que siempre había tenido, pero en aquel momento era el único que tenía - Gweskaine.

-Te ayudaré, ser recién llegada es duro en este lugar, seguro que aún no entiendes que sucede. Este bosque será tu hogar, aquí aprenderás todo lo que necesitas saber sobre quién eres ahora.

La pequeña escuchaba con atención y curiosidad. La primera lección fue alzar el vuelo. Extender esas pequeñas alas que ahora eran parte de ella fue como desperezar una parte del cuerpo que llevaba años dormida. Sintió ese cosquilleo tan característico en los primeros movimientos.

La mujer lo explicó un par de veces e hizo demostración. Gweskaine se sentía algo insegura pero deseaba conseguir aquella primera proeza. Siempre había visto todo desde el suelo, era una perspectiva que le daba cierta tranquilidad pero sabía que muchas cosas se les escapaban. Con aquella nueva habilidad todo estaba a su alcance, no existían los límites, no había nadie que pudiera detenerla, nadie volvería a dañarla...pensando en todo lo que aquellas alas ofrecían encontró la fuerza para empezar a volar y a pesar del triste paisaje se sorprendió llena de confianza y fuerza empezando aquella nueva vida. Tan absorta en ello estaba que no pudo fijarse en la mirada sombría de la mujer que le acompañaba, la cual tenía muy claro el objetivo de aquella nueva vida.

-Aún tienes mucho por descubrir. Pronto empezaremos tus lecciones de magia oscura, y en pocas semanas podrás dejar el bosque para dar con tu objetivo.


Esas palabras volvieron la conciencia de la pequeña, una sonrisa se dibujo en su rostro. Recordaba cual era su propósito y ardía en deseos de completarlo. El daño causado por aquel mísero humano no quedaría en el olvido. La venganza no se haría esperar.

miércoles, 8 de julio de 2015

Una tarde cualquiera.



Mariposas en el vientre, como si fuera una primera vez. Hacía mucho que no sentía aquello e iba tachando los días en el calendario para ver el progreso del tiempo. Recibía mensajes avisándole de la hora y el lugar, recordatorios que le daban fuerza al saber que contaban con ella, que era parte de algo.

Había pasado varios años en aquel lugar tan distinto a todo lo que conocía, incluso al principio tuvo sensación de encontrarse en un mundo hostil y solitario. Aquella era la señal  del cambio e iba a prestarle toda la atención que merecía.

Llegado el día tenía demasiadas cosas para hacer, el horario no permitía los descansos y a pesar de ser bueno para no pensar en ello fue la causa de un pequeño retraso. Las prisas nunca son buenas, se repetía, debería haber sido más previsora y a pesar de ello la esperaron.

El calor era asfixiante, pero ¿qué podía salir mal? las altas temperaturas no iban a impedir que aquella tarde fuera la mejor del año. Cuando se encontraron todos hubieron saludos y unas cuantas palabras dedicadas al estado actual de cada uno, luego empezaron el camino a aquel bar que sería cómplice de sus secretos.

La ocasión era especial. No solo para ellos, sino también por el local. Una actividad única en el año, una cata de cervezas. Tendrían delante el arte convertido en aquella bebida refrescante que ayudaba a desatarse y sonreír. Ocho cervezas con distintos matices y unas deliciosas tapas para acompañar, aderezado todo de una buena charla.

En el descanso las mariposas del estomago estaban dando tumbos sin saber contra que se chocaban pero sentían aquella camaradería entre ellas que solo el alcohol puede proporcionar.  


Fueron unas horas especiales, entretenidas, simplemente perfectas. Para muchos una tarde cualquiera, pero para ellos era un encuentro que llevaban días esperando. No sabían cuándo podrían repetirlo, pero aquellas horas marcaron que en un futuro se repetiría. No importa el lugar, ni el cuándo. Sabían con quién y el por qué, no necesitaban más.

miércoles, 1 de julio de 2015

No es fácil ser examinado. No es fácil Ser (parte 4)



La fecha estaba decidida, esos dos días iban a ser los más importantes de su vida, darían paso a un buen futuro o cerrarían unas puertas que se abrirían de nuevo un año más tarde. Si no estaba a la altura perdería mucho tiempo, demasiado. No se lo podía permitir, ni quería permitirlo.

Necesitaba orden. Había mucho por hacer, debía buscar, seleccionar y estudiar. Cumplir los objetivos del día a día para finalmente sobrevivir. La finalidad estaba clara, el camino no tanto pero el esfuerzo haría que este fuera llano.

Era como escalar una gran montaña. Tras unas pocas semanas apenas sentía el cuerpo, la cabeza me iba a estallar, veía problemas en todas partes. Torres de libros le rodeaban, parecían crear una muralla entre la vida real y su mundo de encarcelamiento voluntario. Creo que nunca estuvo tanto tiempo sentado mirando unas páginas llenas de conocimiento para que este llegará a su mente. Sabía que todo aquello era por su bien y por ello intentaba aplicar todas sus fuerzas en aquel empeño.

A pesar de todo, la confianza desfallecía a cada intentó por comprobar la sabiduría adquirida. El sentimiento de fracaso empezó a invadirle y dejó de cumplir con lo acordado. Se veía derrotado antes de empezar la batalla, quería dejar sus armas en un rincón y evadirse en otro mundo.

Pasaron los días, las semanas y los meses. A dos semanas de la fecha señala las piernas le temblaban. Apenas recordaba lo sucedido el día anterior. Debería haber seguido con su plan inicial, debería haber seguido practicando, debería... ya no importaba. En unos pocos días no llegaría a realizar todo el trabajo necesario para superar aquellas fechas, de todo modos probaría si la suerte deseaba estar de su parte.

Intentó coger las riendas de la situación, había desperdiciado demasiado tiempo y no estaba dispuesto a que ese año quedara en el olvido.

Cuando llegó la gran fecha se sentía preparado, no iban a abatirle unas pocas palabras.

Entró en la sala dispuesto a comerse el mundo. Miró al rostro aquellos que iban a juzgarle, todo contaba. Primero buscó las palabras básicas, luego las fue enlazando. Con los números hizo lo mismo, todo iba cobrando sentido hasta que llegó el momento de entregar las pruebas. Repasó todo lo expuesto, cuando salió de aquella institución sentía un nudo en el estomago y miles de preguntas le causaban dolor de cabeza.

Llegaron las calificaciones, no quería verlas, estaba convencido que sería como ver un gran abismo. Miles de voces le repetían que no se había volcado lo suficiente, que debería haberse implicado más... hasta que alguien le dio un leve empujón para acercarse al tablón y verlo. Fue lo único que necesito.

Había aprobado. La nota era justa, si no se hubiera hundido habría sido más alta, pero lo había conseguido. Podía con todo, tan solo había sacrificado su vida social durante una buena temporada, había olvidado lo que era comer tranquilamente viendo la televisión y dormir las horas necesarias... pero todo valía la pena, había vencido y eso era lo que importaba.