miércoles, 29 de abril de 2015

Única e irrepetible.No es fácil Ser (parte 3)






Protección. Aquel iba a ser uno de sus deberes a partir de aquel momento. Era muy consciente de que algo empezaba a crecer en su interior y a pesar de las bromas comentando que era un alíen sabía perfectamente que se trataba de una nueva vida y que ella había elegido aquello.  Ya se había comprometido a protegerle, a cuidarle y darle todo lo que fuera necesario para su buen desarrollo tanto físico como mental.

Las primeras semanas fueron extrañas. No sentía que realmente estuviera pasando algo, pero pronto llegaron los primeros síntomas. Nauseas, malestar, cansancio, cambios de humor... y antojos. El helado de chocolate parecía tan atractivo, era como si la llamará, pero no solo estaba él, también  aquellas barritas de queso que siempre había detestado, ahora tenían un sabor más interesante.

Dormir se convirtió en todo un reto. Encontrar la postura adecuada con aquel vientre cada vez más hinchado era tarea bien digna de los mejores ingenieros.

El momento más emocionante del largo proceso fue notar aquella patada que siempre hace pensar lo mismo " este crió será un gran futbolista".  Pero lo realmente gracioso era llamarle a él para que posará su mano en el vientre y notará aquellos golpes. Curiosamente el pequeño infante no quería hacerse notar en presencia del padre. Solo ella tenía el derecho exclusivo de saber que el pequeño estaba ahí, era como un secreto que ambos compartían.  

Todos dicen lo bonito que es tener un hijo, luego dicen lo temible que es el parto. Cuánta sabiduría en tan pocas palabras.  Cuánto dolor de golpe, cuánta impaciencia de golpe, cuánta tensión en el ambiente. Cualquiera se asustaría al estar en esa sala, pero ella no. Ella saca fuerzas de las piedras si hace falta para que aquel proceso termine lo mejor posible y cuando se escuchan los llantos sabe que todo ha valido la pena.

Al ver al bebé se olvidan muchas cosas. La incomodidad, el dolor, la ausencia de horas de sueño. El mundo había dado un vuelco para ella y solo era el principio.

Seguía siendo su protectora, también iba a convertirse en educadora, enfermera, cocinera, docente, sastre...pero no importaba. Iba a ser un despertador, a veces una bruja, otras la hada madrina e incluso el dragón guardián. En aquel momento era un hecho, era madre a tiempo completo.

Estuvo a su lado mientras ella crecía, la apoyó cuando el estrés de los primeros exámenes de la escuela hacían que le temblaran las piernas, le enseñó a cocinar las primeras croquetas, y cuando quiso hacerse una amiga ella no le dejó. 

Ella no era una amiga, no era una persona del mundo que estaba ahí por casualidad, era irremplazable, era especial, única e irrepetible. Era su madre.
No es fácil ser madre.

Relato dedicado a todas las madres

miércoles, 22 de abril de 2015

Sin Palomitas no hay Paraíso.






Pam...


Pam...

Música para mis oídos.


Pam... pam...

Dulce melodía, hace que dibuje una sonrisa.

Pam... pam... pam...

Cada vez se abren más. Se convierten en trozos de nube, blancas, inmaculadas... Se abren como flores en primavera, descansando entre el calor y esperando la luz del sol.  Pueden ser dulces como el beso del primer amor, pueden ser saladas como la extensa mar.

En pocos segundos el sonido cesa. Mi impaciencia revolotea como una mariposa atrapada. Por un instante me imagino cómo será sacarlas de esa cárcel para que caigan como copos de nieve sobre un plato de fina y blanca cerámica.

Preparo lo necesario. Esta vez irán con sal, por ello también es necesaria una buena bebida. Al tenerlo todo las libero de la sartén. Esas preciosas y blancas palomitas, tan solo de verlas ya deseo empezar a comérmelas.

miércoles, 15 de abril de 2015

Tierra






-De mayor quiero ser como un dragón.

-¿Ser feo y dar miedo?

-Los dragones son fuertes y poderosos, y por eso son respetados.

-No entiendo por qué se iba a respetar una criatura que no existe, aunque sea muy legendaria. Yo creo que es mejor ser como la tierra.

-¿Qué tiene de bueno la tierra? es algo que pisoteamos siempre.

-¿Y acaso no te sientes más seguro por tener esa tierra bajo tus pies? Nos da seguridad y nos sostiene, sabemos que es de confianza, siempre estará ahí.

-La tierra se quiebra, ¿qué me dices de los terremotos?

- Es su defensa. Sí alguien te daña tienes derecho a defenderte. La tierra es sólida y fuerte, no se rompe con facilidad o sin alguna razón.

-¿Y la arena?

-La tierra es sabía, si estuviera siempre en una misma forma habrían rincones a los que no podría llegar. Sus cambios son costosos, pero siempre dan grandes beneficios y permiten que se adapte.

- Pero no tiene vida.

-Ella sostiene la vida, y guarda la muerte. En sus entrañas se esconden los secretos de todos los siglos, una gran sabiduría a la que no todos pueden acceder.

-De mayor seré como la tierra.

miércoles, 8 de abril de 2015

No es fácil Ser aficionado a la pesca ( parte 2)






Tensión.  Necesitaba más fuerza. Por un momento pensó que el hilo se rompería, había aguantado ya gran parte de la batalla cuando llegaron los refuerzos. La ayuda fue escasa en realidad, se basaba en gritos de ánimo y preparación del material necesario para cuando terminará todo.

"Esta lucha es de uno contra uno."

Había oído esa frase en varias ocasiones, y se la repitió aquellas palabras un par de veces, no iba a olvidarlas.

Clavó los pies en la arena. Aquella sensación le gustaba. Sabía que iba bien equipado, antes de salir de casa había confirmado que no le faltaba nada, por lo que no debía fallar en aquel combate.

Empezó a pensar en todo lo que había hecho. Montar la caña era algo sencillo, el carrete lo tenía siempre en su sitio, colocar el anzuelo tampoco era complicado, y como conocía distintos nudos podía escoger el que consideraba más resistente. Así lo hizo.

Había escogido un buen cebo. Para la costa se usaban distintos gusanos, el que tenía aquel día era uno, que según expertos, era sabroso aunque él no lo había probado personalmente y tampoco iba a hacerlo.  Aquella lombriz se retorció tanto como pudo para evitar pasar por el anzuelo, pero su destino estaba escrito.

Antes de lanzar bebió un largo trago de agua y relajó los músculos. Debía ser un lanzamiento perfecto, si daba muy cerca no daría con buenas presas. Ese día no había viento y aquello era una ventaja. Cuando se encontró listo cogió la caña, se acercó y lanzó.

Siguió el recorrido del hilo con la mirada y luego esperó. La paciencia era importante, si los peces debían picar, lo harían.

Hay días en los que debía esperar más de quince minutos, para un joven pescador aquello era una eternidad, pero para un veterano aquella sensación era la gloria. Sentir el olor a mar, escuchar el romper de las olas, notar la arena bajo los pies... sí, aquello le gustaba. Cierto era que le gustaba más pescar con la balsa, pero aquel día era de pesca en la playa.

No sabe cuánto esperó. Vio los tirones en la caña y al momento la cogió, y por ello se encontraba en ese momento en aquella batalla. Quien tirará más vencería.

Su esposa se encontraba a su lado, gritaba emocionada esperando que él sacará la pieza más grande del día. Había preparado un cubo con agua, trapos, tijeras y todo lo que consideró necesario.

La fuerza no lo era todo, también necesitaba astucia. Saber cuando debía dan un tirón fuerte, cuando debía recoger, cuando debía aflojar la tensión... era todo un arte. Y él lo dominaba. Fueron unos minutos largos, pero llegó el momento en que dejó de notar resistencia, ya era suyo. Empezó a recoger, su esposa se acercó con un trapo en las manos para coger el premio.

Era una dorada, una preciosa y brillante dorada que había luchado por su vida como pocos lo harían, pero que al fin del día terminaría en el horno de un hogar contento.

Los gritos de júbilo se oían por toda la playa, había sido una feroz batalla, y él la había ganado. Se secó el sudor de la frente y observó como su mujer dejaba la dorada en el cubo. El esfuerzo, la paciencia, la lucha... todo valía la pena. Aquello era una de sus pasiones, y a pesar de no ser fácil, lo disfrutaba como el primer día.

miércoles, 1 de abril de 2015

Metal y corazón. La Ciudad de las Muñecas (parte 1)



 Cogió unas pinzas y pequeñas piezas metálicas. Acercó varios punzones,  martillos y pequeño destornillador. Preparó varios clavos, papel de lija y las velas.

La parte más compleja del trabajo ya se había hecho, pero necesitaba terminar aquello esa misma noche, solo eran unos retoques y colocarlo. Miró la muñeca, la cerámica estaba completamente lisa y seca, ya tenía su capa de pintura y barniz, también había escrito las runas necesarias para soportar la magia. El interior también estaba listo; todas las piezas habían encajado y los cables estaban bien tensados. El rostro había sido difícil, pero consiguió darle unos labios finos, unos ojos preciosos y llenos de esperanza, y  una mente esperando a adquirir conocimientos y recuerdos. Estaba todo listo, solo faltaba la pieza que pondría todo en marcha.

-Buenas noches señor, ¿cree que terminará hoy?

Un hombre entró en el taller, su aspecto era muy formal, llevaba unos pantalones negros y una camisa blanca, iba bien peinado y no mostraba expresión alguna en el rostro.

-Por supuesto. Vendrá a buscarla mañana, he retrasado demasiado está entrega.


-Pero usted tenía sus razones, el material proporcionado no era el adecuado al principio.

-No podemos decirle tal cosa a la señora Grace, se lo tomaría muy mal.


-Como considere, usted sabe tratar a los clientes de un modo muy correcto.

El maestro siguió trabajando en la pequeña pieza metálica, no podía dejar que hubiera aberturas o impurezas. Al final con un cincel adecuado grabó las runas necesarias para que pudiera contener la magia.



-Tendrás que vigilarla, debería suceder en cuatro horas, en la mesa tienes todo lo necesario. ¿Podrás aguantar hasta mañana?


-No se preocupe señor, he estado durmiendo toda la tarde para poder pasar la noche en vela.

Cogió la pequeña pieza y se acercó al cuerpo, tenía el pecho abierto, el cierre de cerámica reposaba al lado. Introdujo aquel corazón de metal y empezó con todas las conexiones.

-Tráeme la caja azul del armario y los guantes.

Cuando su fiel ayudante le tendió los guantes se los puso, luego abrió la caja con cuidado. El resplandor azul podía ser molesto al principio, por suerte eran solo unos segundos. Cogió la esfera luminosa, estaba lista, brillaba con intensidad y de vez en cuando provocaba un pequeño estallido.

-Ah.. impaciencia... quizá tiene demasiada, mezclada con tanta inocencia puede ser peligrosa.

-Pero así lo pidió la señora, son los elementos que solicitó.

-Cierto...creo que por ahí veo los recuerdos iniciales... la voz y la sonrisa de una madre.

-Es extraño que pueda sostenerlo entre las manos señor.
 
 -No es extraño Yrel, es magia.

Acercó aquella esfera luminosa al corazón que había colocado en la muñeca, esperó a ver la reacción. Nada especial. Confirmó que las runas estuvieran bien gravadas y luego presionó la esfera sobre el metal. No ofreció resistencia, la magia se introdujo fácilmente en el corazón y las runas tomaron el color azul.

-Bien... la cierro y empezará tu turno.

Son sumo cuidado colocó la pieza de cerámica cubriendo el corazón, luego cubrió la muñeca con una sabana.

-Cuando terminé el proceso debes vestirla también.


-No se preocupe señor, estará presentable.

La noche fue corta. No fue a ver su pequeña obra, antes debía abrir la tienda, y ya en puerta se encontraba aquella mujer llena de impaciencia.  Dejó que entrara con una sonrisa y ella con gritos solicitó ver la mercancía. Decía que ya había pagado, que ya había esperado.

-Por favor señora Grace, tenga paciencia.

-He esperado mucho, la quiero ya.

La puerta de la tienda que daba al taller se abrió con un chirrido molesto. La zona estaba a oscuras aún por lo que solo se pudieron ver dos siluetas de pie, una de ellas era el ayudante, la otra se veía más infantil. Una voz dulce salió de aquel rincón para romper con el silencio incómodo que se había creado.

-¿Mami? Te estaba esperando.