miércoles, 22 de abril de 2015

Sin Palomitas no hay Paraíso.






Pam...


Pam...

Música para mis oídos.


Pam... pam...

Dulce melodía, hace que dibuje una sonrisa.

Pam... pam... pam...

Cada vez se abren más. Se convierten en trozos de nube, blancas, inmaculadas... Se abren como flores en primavera, descansando entre el calor y esperando la luz del sol.  Pueden ser dulces como el beso del primer amor, pueden ser saladas como la extensa mar.

En pocos segundos el sonido cesa. Mi impaciencia revolotea como una mariposa atrapada. Por un instante me imagino cómo será sacarlas de esa cárcel para que caigan como copos de nieve sobre un plato de fina y blanca cerámica.

Preparo lo necesario. Esta vez irán con sal, por ello también es necesaria una buena bebida. Al tenerlo todo las libero de la sartén. Esas preciosas y blancas palomitas, tan solo de verlas ya deseo empezar a comérmelas.

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Es un sentimiento que todo el mundo siente en algún momento.

      Eliminar
  2. Reconozco que soy una apasionada del cine y no me gusta comer nada en las salas. Pero en casa sola o en buena compañía, un plato de palomitas es fantástico. Este relato me ha abierto el apetito. Habrá que buscar una buena película y disfrutarla con un cuenco de palomitas...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mejor de tener palomitas en casa es que uno se las hace al gusto y con la cantidad deseada.

      Eliminar
  3. Je Je palomitas !.
    y que me dices de las pipas eh...

    ResponderEliminar