Pam...
Pam...
Música para mis oídos.
Pam... pam...
Dulce melodía, hace que
dibuje una sonrisa.
Pam... pam... pam...
Cada vez se abren más. Se
convierten en trozos de nube, blancas, inmaculadas... Se abren como flores en
primavera, descansando entre el calor y esperando la luz del sol. Pueden ser dulces como el beso del primer
amor, pueden ser saladas como la extensa mar.
En pocos segundos el
sonido cesa. Mi impaciencia revolotea como una mariposa atrapada. Por un
instante me imagino cómo será sacarlas de esa cárcel para que caigan como copos
de nieve sobre un plato de fina y blanca cerámica.
Preparo lo necesario.
Esta vez irán con sal, por ello también es necesaria una buena bebida. Al
tenerlo todo las libero de la sartén. Esas preciosas y blancas palomitas, tan
solo de verlas ya deseo empezar a comérmelas.
jajajaja!! yo quieroooo palomitas
ResponderEliminarEs un sentimiento que todo el mundo siente en algún momento.
EliminarReconozco que soy una apasionada del cine y no me gusta comer nada en las salas. Pero en casa sola o en buena compañía, un plato de palomitas es fantástico. Este relato me ha abierto el apetito. Habrá que buscar una buena película y disfrutarla con un cuenco de palomitas...
ResponderEliminarLo mejor de tener palomitas en casa es que uno se las hace al gusto y con la cantidad deseada.
EliminarJe Je palomitas !.
ResponderEliminary que me dices de las pipas eh...